No entrenamos solo la lesión. Sí no que entrenamos un «todo». Las lesiones no tienen solo un culpable. Por ejemplo, ante una lesión de rodilla, intentamos fortalecer la espalda, la cadera y toda articulación que pueda afectar a esa rodilla. Dándole fuerza y movilidad a todo el cuerpo, esa rodilla mejora mucho más que haciendo solo ejercicios específicos de pierna.